El 1º y 2º agente educativo: la familia y la comunidad. Una bicicleta, un callejón oscuro y un shock educativo

Hola a todos. 

Hoy os quería contar algo que he vivido ayer en mis carnes... y mi pregunta es... ¿Nos sorprende que algunos adolescentes sean agresivos y faltos de moral?

Soy fanática de la bicicleta, me encata, suelo usarla como mi medio de transporte en la ciudad de Salamanca. Desgraciadamente contamos los ciclistas con pocos carriles bici así que cuando no hay ninguno (y como de momento mi bicicleta no vuela) tengo que irme o por la carretera (con el poco respeto que tienen los conductores de los coches en los adelantamientos) o por la acera (llena de peatones: niños, adultos, personas mayores...)

Concretamente ayer en Salamanca hacía una tarde ya anochecida con mucha niebla, y para llegar a mi trabajo tenía que ir por una calle que era de solo un sentido, de subida, y yo tenía que bajarla. No había carril bici. Solución: acera. 

Como siempre que ando por la acera con la bici, procuro el máximo cuidado llendo despacio, frenando cada vez que me encuentro con alguien, pidiendo permiso para pasar, con extremo cuidado cuando hay niños porque tienen tendencia a las ruedas... De normal, me encuentro a una familia ocupando la calle. Por lo que procedo a mi ritual: frenada y pregunta antes de hacer movimiento. 

El suceso:

Este es el caso del típico salmantino con buen oído que se da cuenta antes de que le pregunte si puedo pasar de que estoy ahí. Se da la vuelta, me mira, se pone delante mia y me dice: "No me voy a mover". Mucha gente me ha hecho esto antes y suele ser en broma, nos reímos todos y me voy, pero mi sorpresa fue cuando iba en serio. "¿?" "No te pienso dejar pasar". Todo ocurrió muy rápido, el ambiente se caldeaba, su mujer empezó a gritarle al marido "Esta niña no puede ir por aquí, aquí estamos nosotros, ella no puede estar aquí, que se marche!" El marido, como tenía apoyo y le estaba azuzando se creció más, se puso más agresivo, y me dijo "Vete por la carretera!" mi respuesta fue: "No voy a ir en contra sentido, es sólo de subida". La mujer seguía azuzando, el señor me decía que no me iba a dejar pasar, me gritaba... le dije: "¿Me va a dejar pasar, por favor?" Respuesta rotunda: "Ni hablar" 

Viendo ya que el ambiente estaba demasiado caldeado, que entre los insultos me estaban empezando a entrar ganas de darle un par de ost...(piiii) al tio... y mi clara inferioridad en número sumada a un callejón oscuro y solitario... Toqué el pedal de la bici, giré el manillar para encaminar la bici hacia el mínimo hueco que me habían dejado y arranqué. Mi brazo rozó contra el de él y recibí un empujón por su lado, otro empujón por detrás de su mujer y ahí mi mayor sorpresa.... recibí una patada en la rueda trasera de la bici por el otro lado,  ni más ni menos que ante mi mirada atónita y entre una situación de peligro y agresividad de la que quería salir, se estaba produciendo un aprendizaje, de una mala educación, pero aprendizaje. El responsable de la patada a la bici fue su hijo adolescente, que empezaba a animarse al "linchamiento de la ciclista". 

3 contra 1, callejón oscuro, bicicleta... ¿En qué momento hemos llegado a una agresión? 

Y muchas veces nos preguntamos por qué algunos adolescentes son como son. Son esponjas, aprenden de lo que ven, y más si viene de sus padres que son su modelo a seguir en la vida. la pregunta no debería ser ¿Por qué nuestros adolescentes son agresivos? debería de ser ¿Qué ambiente familiar tienen? 

Las apariencias engañan, parecían una familia cualquiera paseando, nada relacionado con marcas de prejuicio... y ... SORPRESA!