El sistema de valoración de la calidad del profesorado en las oposiciones tiene los días contados

En las oposiciones se mide la validez del docente según sea capaz de memorizar y transmitir una serie de contenidos relacionados con la materia que debe impartir en su futuro aula. 

Este sistema de valoración ya no tiene sentido en la nueva escuela que nos están dejando las TIC. Con estas tecnologías la personalización del aprendizaje es una realidad alcanzable por todos y cada uno de los interesados que tengan acceso a estas tecnologías y a internet (Howard Garner, 2011). 

El rol del docente debe cambiar para ser facilitador y guía del aprendizaje del alumno, ya no tanto el transmisor de todo el conocimiento. (Howard Garnerm, Pere Marqués, ....). En este punto cada vez más expertos están de acuerdo, y es por esta nueva tesis que no tiene sentido el sistema de valoración en oposiciones.

Las capacidades que se están valorando en este sistema no son aquellas que el docente ha de poner en práctica en la realidad de su aula. Por ende, al cambiar este sistema de valoración ha de cambiar también el tribunal de oposición, seleccionando a aquellos profesores pioneros en la práctica de la metodología nueva promovida por la inclusión de las TIC en las escuelas o por personal capacitado en esta materia como los especialistas con maestrías específicas de TIC en educación. 

En mi caso particular, cada vez me da más pereza estudiar para presentarme al concurso de oposición, ya que no me gusta perder el tiempo y tener que invertirlo en un estudio de algo para lo que ya me ha capacitado mi carrera sin poder de verdad demostrar mis habilidades con las nuevas metodologías de trabajo en el aula. Me resulta frustrante.

Como todo, la institución es la última en hacerse eco de las necesidades de sus integrantes y de ejercer un cambio necesario, promoviendo así las tendencias antiguas sin dejar paso a la innovación. 

Hablando antes de ayer con un profesor de dibujo en activo en un instituto de Castilla y León, me di cuenta de su desinterés y pesadumbre de cara a su oficio. Mi impresión se vio confirmada cuando me dijo: "mi profesión me encantaba, pero ahora se ha vuelto un mero medio económico para mi supervivencia. Mi vida y la realización de mi arte comienzan cuando salgo del aula. La institución es la que te quema y te quita la vocación"